Si queremos que la generación que viene, la más grande de la historia de México, se sienta atraída por el estudio/trabajo, hay que empezar a escuchar qué quieren y cómo piensan.
Solo el 30% de las empresas que estaban en la lista de Fortune 1000 en 2003 se mantendrán en el ranking en 2013. Esto quiere decir que vivimos una era de cambios masivos. Cuando comiences a pensar en cómo será tu empresa, piensa también en cómo cambiará, o puede que no sobrevivas al empuje inicial. Sería bueno que tengas en cuenta cuales son las preferencias de los adolescentes de hoy, porque ellos serán tus clientes y tus empleados dentro de diez años.
El próximo mes, cientos de miles de universitarios mexicanos llegarán al mercado laboral después de cuatro años (si no algo más) de estudios. El debate actual ha sido dominado por el estereotipo de los NiNis, un debate viciado por los prejuicios que ya nos encargamos de desmontar en su momento en Dinerojoven.com.
Creo que el momento ha llegado de llevar la discusión hacia otro terreno. Más que quejarnos de si estudian o no, si trabajan o no, deberíamos esforzarnos por saber qué quieren, y cómo podemos hacer que el mundo del trabajo (y del estudio) sea más atractivo para ellos.
La forma en la que la gente trabaja y estudia ha cambiado para siempre. La generación que viene, la más grande de jóvenes de la historia de México, tiene otras motivaciones, y teniendo en cuenta que ellos han de ser el motor del país en las próximas décadas, deberíamos adaptar nuestros lugares de trabajo y de estudio para que se sientan a gusto. “Amo mi chamba”, debería ser su frase más repetida.
Dinero Vs. Misión
Lo que quería la generación anterior: un empleo estable y bien pagado.
Lo que quieren los chavos: quieren transformar su entorno, mejorar las cosas, salvar el planeta, o salvar perritos… Su motivación es más la misión que el dinero.
Qué hacer: si la misión de tu empresa de este año es aumentar los beneficios un 5% exprimiendo a tus clientes o al planeta, no creo que los chavos cachen la idea. Deberías pensártelo mejor.
Reconocimiento Vs. Aprendizaje
Lo que hacía la generación anterior: trabajar diligentemente para tu jefe, con la esperanza de que un día les dieran una palmadita en la espalda y los ascendieran una escala más en la poderosa jerarquía de la empresa. Se quedaban en una empresa mas de siete años, y el que no era porque era o mediocre o conflictivo.
Lo que hace la generación actual: estos chavos trabajan para aprender todo lo que puedan, y luego se mueven al siguiente proyecto que los enamora. Se quedan en una empresa menos de dos años, y ¡NEXT!
Qué hacer: crea planes de rotación, sistemas de formación de alto nivel y ambientes de trabajo que incentiven la participación de los trabajadores en las redes sociales en vez de poner trabas. Solo así los nuevos tlentos serán tan leales como en “los viejos tiempos”.
Lugar Vs. Movilidad
Cómo pensaba la anterior generación: la oficina eran cuatro paredes grises (y con suerte una ventana) en la que pasaban 10 horas, y de vez en cuando te daban unos días de vacaciones que nunca eran suficientes.
Cómo piensan ahora: la oficina es una “idea” más que un lugar. Es la idea de que uno trabaja a la hora que a uno le parezca más “natural”, y que suele ser la más productiva. Las vacaciones son una idea anticuada, ya que la mayoría ya cargamos con un Smartphone que tiene más capacidad de procesamiento de datos que el Apollo 11.
Qué hacer: deshazte de los despachos cerrados (sí, tú también director general), y deja que todos trabajen en espacios abiertos que estimulen la colaboración. Fuera los horarios (excepto en los centros de atención telefónica y cosas así), y fuera también con esas anticuadas políticas de vacaciones. Que tomen sus vacaciones cuando quieran.
Normas Vs. Sentido común
Cómo aprendía la anterior generación: al llegar, un manual y un reglamento, y la advertencia de que te lo leyeras. Las normas castigaban a la mayoría por los errores de unos pocos.
Cómo aprenden hoy: a los chavos no les gustan las normas. Quieren ante todo que se les trate como adultos responsables de sus actos.
Qué hacer: tira por la ventana el manual del empleado y empieza de cero. Reemplaza todas las normas que puedas (todas, no se puede) por una simple indicación: “usa el sentido común”.
Y, por último… Comunica. Habla con ellos. Cuéntales en todo momento hacia dónde van. No es que tengas que darles todos los datos económicos de la empresa. Pero sí deben tener claro cuál es el objetivo, el camino, y cuánto han avanzado.